Premios Nobel por los Transplantes.
Nueve premios Nobel jalonan la historia de los transplantes. Conseguir que sea posible el trasplante de órganos y tejidos es fruto del trabajo de muchas personas pero puede considerarse al cirujano francés Alexis Carrel como el padre de esta ciencia.
Desde los primeros transplantes realizados a perros han pasado casi cien años y hoy lo que hace casi un siglo se veía como una meta difícil de alcanzar es una realidad.
Enlace: http://es.wikipedia.org/wiki/Premio_Nobel_de_Medicina
Carmen Pilar Vera Moreno.
1ºB
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Ana Elvira López Lerma -
Irene Iniesta Serrano -
Un año antes ya se había dado cuenta que el suero sanguíneo de algunas personas sanas era capaz de aglomeraciones variables de glóbulos rojos de otros individuos igualmente sanos.
Para explicar este hecho realizó experiencias con su sangre y con la sangre de cinco colaboradores suyos del laboratorio. Las tomas de sangre fueron detenidamente tratadas. Para ello separó el suero, lavó los glóbulos rojos y los sumergió en una solución de sal común. El paso siguiente fue analizar la relación de cada suero con los diferentes glóbulos rojos, anotando los resultados en una tabla. Después de numerosas pruebas con estas muestras de sangre y con la sangre de otros cinco pacientes del servicio de Obstetricia, Landsteiner llegó a la conclusión de que debían existir tres grupos sanguíneos diferentes.
De sus investigaciones determinó que existen tres tipos diferentes de glóbulos rojos, más dos especies distintas de anticuerpos de los grupos sanguíneos (isoaglutininas). De las diferentes combinaciones registradas en las tablas deduce que el primer grupo sanguíneo, que denominó A, contiene glóbulos rojos con el antígeno A y con isoaglutinina anti-B; el segundo grupo, o B, contiene glóbulos rojos con antígeno en isoaglutinina anti-A; por último, observó que el tercer grupo, el 0, no contiene antígeno A ni antígeno B, aunque sí que posee aglutininas anti-A y anti-B. De sus experiencias también concluyó que en ningún caso el suero de un individuo produce aglutinación en los glóbulos rojos de ese mismo individuo (el término "aglutinación" significa que los glóbulos rojos se amontonan); los anticuerpos sólo son activos contra los antígenos extraños.
Las conclusiones de estas experiencias aparecieron en 1901 en un artículo que tituló Sobre los fenómenos de aglutinación de la sangre humana normal.