La lluvia agrava la tragedia de los haitianos un mes depués del seísmo...
De nuevo llueve sobre mojado, y lo que la evidencia nos muestra una vez más es lo que ya sabíamos desde el cataclismo. Los haitianos necesitan ayuda y el resto del mundo se la da, pero lamentablemente y por enésima vez, queda de manifiesto la falta de madurez social de los haitianos.
La cultura social nos permite evolucionar como personas, pero sobre todo, como seres sociales aptos para la convivencia con nuestros semejantes. Haití ha sido un país devastado por el imperialismo, primero de Francia que la explotaba como colonia, y más tarde por la dictadura hereditaria de sus últimos gobernantes (excepto el último, que fué electo).
Haití, a pesar de habitar en el Hemisferio Norte, no ha conocido más que la explotación y la miseria, los haitianos carecen de hábitos sociales porque nadie les ha enseñado que son una nación, y que las naciones las conforman las PERSONAS, que a su vez las PERSONAS forman parte de un alma grupal con raíces culturales y sociales propias, con las necesidades y las obligaciones propias de un ciudadano gobernado por otros. Nunca han reclamado sus derechos y deberes, tales como infraestructuras, sanidad, educación, pago de impuestos…, todos esos conceptos que, efectivamente pertenecen a las sociedades del primer mundo, que tal vez no sean los ideales pero que nos enseñan, entre otras cosas, a ser ciudadanos válidos para nosotros mismos y para nuestros semejantes, que no podemos esperar sentados a que alguien nos cambie el mundo, sino que debemos currárnoslo cada día.
Yo me pregunto si los haitianos alguna vez se manifestaron frente a sus gobernantes por la escasez de calidad “y de vida”, si hubieron movimientos populares para parar la deforestación de sus costas, o para reclamar un sistema de mercado libre (de verdad), si alguien se preocupó de los latifundios, del pan para hoy y hambre para mañana, del abastecimiento de agua, de enseñar a los pescadores, de construir un pueblo. Me pregunto si tal vez alguien pensó en aprender a leer y a escribir y dónde, si algún colectivo autóctono reclamó los derechos fundamentales, LOS DERECHOS HUMANOS esos de los que todos hablamos y sobre todo, de cómo iban a leerlos si la población adolescente padece de uno de los síntomas más profundos de enfermedad social: el analfabetismo.
Cuando ocurre una tragedia de éstas dimensiones, la diferencia entre un país del primer mundo y otro del tercero, es la disposición de los ciudadanos a la ayuda y la compasión colectiva (salvo deshonrosas excepciones).Es verdad que los medios y el ordenamiento de los países ricos también ayuda. Los canales de distribución de las ayudas en Haití son difíciles porque nunca las hubo, ni los medios para ello, parece que lo más obvio es sobrevivir al grito de “sálvese quien pueda”. Un mes después del terremoto, hemos visto crecer entre las ruinas de un ruinoso país una vida que sigue, cotidiana, a pesar de todo, y entre los escombros crecen puestos de comida hecha en “casa”, de botellas de agua, de ropa, de móviles…, lamentablemente también crece la pillería de algunos que ven en el caos la oportunidad de enriquecerse a consta de la necesidad y la desgracia de sus congéneres y montan negocios de retretes, de venta de imágenes más morbosas (algunos reporteros), incluso he leído que se venden niños.
1 comentario
Marcela Faria -
Son personas que en ningún momento supieron que hacer y ni tenían
como solucionar lo que les viene ocurriendo, solo saben que ellos
solos no pueden salir de esta situación y lo único que les resta es
pedir ayuda. Es muy triste, lo único bueno es que sirvió
para unir a muchas personas con la intención de ayudar. Creo que todos
podemos poner nuestro granito de arena de alguna forma. Sabemos que
ellos solos no pueden y dependen de la ayuda de los demás para intentar
que sus vidas puedan ser un poco parecidas a lo que era antes, lo que
tampoco era algo muy bueno pero seguro que estaban mejor que ahora
y al menos tenían a sus familiares.