LOS PRIMEROS EUROÁSIATICOS VIENEN A ESPAÑA.
LOS FÓSILES DE DMANISI SUGIEREN QUE ASIA, Y NO ÁFRICA, FUE LA CUNA DEL GÉNERO HUMANO.
En 1983, en una aldea medieval enclavada en un rincón de la Unión Soviética pegada a Turquía, apareció un diente enorme. Los arqueólogos que excavaban el yacimiento no entendían nada. En aquel asentamiento situado en la encrucijada entre Europa, Asia y África había ruinas del Medievo, tumbas mongolas, restos de la Edad de Bronce y vestigios de la Ruta de la Seda. Pero aquel diente no era de un gigante mártir cristiano, ni de un bisnieto de Gengis Kan, ni de un pionero de la orfebrería. Era de un rinoceronte del Pleistoceno. Un año después apareció una rudimentaria herramienta de piedra. Bajo aquella aldea, Dmanisi, hoy en el territorio de Georgia, se encontraban los vestigios más antiguos de los primeros humanos que salieron de África.
Desde entonces, han aparecido cinco cráneos de individuos que vivieron en la región hace 1,8 millones de años, centenares de útiles toscos y fósiles de animales extintos. Para una parte de la comunidad científica, Dmanisi pudo ser una especie de fonda en el viaje de los homínidos desde África a Europa. Medio millón de años después, el Homo antecessor ya dominaba la sierra de Atapuerca, en Burgos. Y los cráneos de Dmanisi están a punto de hacer el mismo viaje que sus descendientes. Las cabezas de los primeros euroasiáticos nunca han salido de Georgia, pero, a partir del verano de 2010, podrían recorrer el camino hasta Madrid.
Una veintena de ciéntificos españoles está preparando en el Museo Nacional de Georgia, en Tiflis, la primera exposición sobre los fósiles de Dmanisi. Será la puesta de largo del Homo georgicus, una todavía controvertida especie humana descrita en 2002 para definir los restos encontrados en Georgia. Dentro de un par de meses esta exposición llegará a Madrid.
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